Mouras Campeón

La historia olvidada de Roberto José Mouras con Dodge

Torneo 1979/1980

Vayamos entonces a ver qué pasó durante aquel largo torneo del 79, que debería cerrarse ya entrado el año 80.

Esta página se mostrará de forma diferente al resto del trabajo, debido a que no fue muy extensa la participación de Roberto Mouras en este torneo.

Luego de varios intentos del TC de abrir el torneo y otras tantas fechas simultáneas (con fracasos rotundos, dicho sea de paso, por parte de la CADAD, finalmente, el 20 de Mayo de 1979 el Turismo Carretera abre el fuego en el Autódromo Municipal de Buenos Aires con el Premio "Reafirmación de la Soberanía Nacional".

El equipo Ford dominó desde la clasificación. El domingo se correrían dos series a 8 vueltas y la Final a 25, con los mejores 32 clasificados.

La largada de la primera serie fue caótica. La tenía Occhionero en el bolsillo, pero un mal cálculo en el consumo de nafta le impide mantener el ritmo. Ganó el "Colo" Espinosa seguido del Torino N°64 de Francisco Navarro Ocampo, Tony Aventín y Occhionero. La segunda serie fue más ordenada y ganó de punta a punta el Dodge de Martínez Boero, preparado por Roque Modarelli con mas de 10” sobre Gradassi y habiendo sido 12" más rápido que Espinosa para completar la serie.

Entre las series y la final, el ACA saboteó los surtidores de la estación del Autódromo que administraba y donde se expendía nafta de YPF. La ACTC tuvo que comprar nafta especial en algunas estaciones cercanas al autódromo y varios pilotos colaboraron con sus camionetas para traer el combustible.

La final se largó con un retraso de 40'. De arranque ganó el pique Héctor Gradassi que, a pesar de las diferentes vicisitudes de la carrera mantendría la punta. Sólo lo superó en algún momento Ricardo Iglesias, pero acatando las órdenes del equipo le devolvió la posición para que de esta forma, el cordobés ganara la primera carrera fiscalizada por la ACTC, que sería la última de su historial. Ricardo Iglesias fue segundo. Y el "Colo" Espinosa finalizó tercero.

La segunda carrera se programó para el domingo 24 de Junio en el autódromo de 9 de Julio, pero debió ser suspendida el sábado al desprenderse prematuramente el asfalto durante las tandas clasificatorias.

Así, a un mes y medio de la apertura, del Torneo 1979/80 se disputó el 8 de Julio la competencia con la organización del club Empleados de Comercio, y fue la primera vez que el Turismo Carretera corrió en este circuito que se utiliza hasta nuestros días. Para seguridad de los pilotos se determinó que el sentido de giro de los autos fuera en contra a las agujas del reloj. Se correrían dos series, y la final tendría 30 giros. En esta carrera no estaría presente Juan Occhionero.

Roque Giuliano tuvo un accidente con su automóvil particular, y el equipo de Wilke y Pederzoli pensó en seguida que, para no probar los desarrollos sobre los motores Slant Six y de paso no dejar el auto parado, qué mejor que convocar a un piloto conocido y por ello pensaron en Roberto José Mouras, quien seguramente desconocía que comenzaba a escribir aquella mañana fría, una historia gloriosa. Tomó parte de la primera serie junto a otros 15 vehículos.

Desde el comienzo la lucha se planteó entre el Ford de Fernandino y los Dodge de "Tony" Aventín y de Martínez Boero. Así fue toda la carrera, con triunfo del "Chango". Roberto Mouras peleó durante toda la carrera el cuarto lugar con otro auto preparado por la dupla de San Martín, el Chevrolet del "Colo" Espinosa, el cual se impondría sobre el Dodge N°15 que sería quinto. La segunda serie comenzó con la pelea por la punta entre la Chevy de Osvaldo Villaverde y el Ford de "Pirín" Gradassi que la ganó sobre Antonio Lizeviche.

Se larga la final y pica en punta el Chevrolet de Francisco Espinosa, que había largado desde la segunda fila. Antes de llegar a la primera curva es superado por "Tony" Aventín y comienza una interesante lucha por el liderazgo. Al cumplirse el giro inicial gana "Tony" sobre Gradassi, Fernandino, Espinosa, Martínez Boero y Villaverde. La primera experiencia de Mouras sobre un Dodge será efímera, pues debe abandonar la carrera a poco de haber largado. Transcurridas unas vueltas comienza a lloviznar cambiando las condiciones del piso, lo cual es aprovechado por Fernandino para tomar la punta. Promediando la prueba abandonaron tres animadores, como fueron Aventín, Nani y Villaverde, de modo que todo fue un nuevo paseo del Equipo Ford, mientras sólo cinco vehículos marchaban en la vuelta del puntero.

Esteban Fernandino logró así su primera victoria en el Turismo Carretera con el Ford N°75 preparado por José Miguel Herceg. Segundo fue el inteligente Héctor Gradassi que así se afirmaba en la punta del Torneo. Tercero fue Juan Francisco Arrechea con el Dodge de la peña "La Amistad" de Tandil que motorizaba Juán C. Benavídez.

En breve estaremos agregando el resumen de las otras tres fechas que disputó Mouras sobre el Dodge de Giuliano, del cual, lamentablamente aún no hemos podido hallar imágenes.

Pero comentando brevemente este torneo, podemos decir que, de las primeras cinco carreras, cuatro se desarrollaron en autódromos y a Espinosa, que es uno de los pilotos que corre con preparación de Wilke y Pederzoli, le "pintaban" la cara. Pero el de Chacabuco corre con inteligencia y logra llegar en algunas, cosa que, muchos de sus rivales, excepto los autos del Equipo Ford, no hacían. En ruta abierta sólo se corrió la carrera de Coronel Pringles en la que sí prosperó la denuncia que fecha a fecha se repetía contra los motores del Equipo Oficial Ford, que había dominado en todas ellas ampliamente.

Los hermanos Aventín, Miguel Atauri, Martínez Boero (que ganaba casi todas las series donde tomaba parte), Carlos Nani y Titín Fiorda, eran más rápidos que el de Chacabuco pero abandonaban más que este en las finales. Occhionero, luego del debut, pegó el faltazo en dos o tres, y seguramente lo lamentaría al final del torneo, mientras Espinosa seguía sumando.

Luego de esas cinco fechas se corre en Olavarría, donde retorna Occhionero volviendo a la punta. Ganaba por muerte (incluídos los Ford oficiales que aún corrían) cuando se le rompe la caja. En rutas de la provincia de La Pampa se lleva a cabo la carrera siguiente, donde pelea la punta con Espinosa y le gana ampliamente. En Tandil los Aventín le ganaron a Espinosa que seguía sumando fuerte y parejo. En la siguiente de Pehuajó, Occhionero venía robando y en la última vuelta se le revienta una goma, dejándole el triunfo servido a Oscar Aventín. Espinosa sigue llegando y suma.

En la carrera disputada con motivo de la inauguración de la ruta Interbalnearia, de Mar de Ajó a Villa Gesell, Espinosa se retrasa cuando venía en punta. En esta carrera, el triunfo estaba ya en manos de los Hermanos Suárez, pero la lluvia les jugó una mala pasada retrasándose y dejándolo servido para Roque Giuliano, en el que fue el primer triunfo de un Dodge motorizado íntegramente por Wilke y Pederzoli. Los preparadores de San Martín también se metían en esta historia.

También en Venado Tuerto venía ganando Espinosa, y sufrió un retraso. Esta carrera fue ganada por el Dolorense Miguel Angel Atauri sobre un Dodge motorizado por Johnny Laborito, y si bien hubo dudas respecto al promedio final (244 km/h para unos, 254 para otros) pasó a ser la más veloz de todas las disputadas por el TC hasta entonces.

El final del Torneo muestra una lucha más que interesante entre Occhionero y Oscar Aventín: El de Necochea gana en La Plata. Aventín le gana sobre la línea la carrera de Olavarría cuando el colorado sufría problemas en los frenos, pero este se toma revancha en Tandil donde le gana magistralmente a Aventín por la diferencia más pequeña hasta entonces en carreras de ruta: 010/100.

Mientras tanto, Espinosa seguía llegando y sumando parejo y así se llega al Gran Premio 4 Provincias, con el siguiente puntaje: Espinosa 133 puntos, Aventín 114 y Occhionero 112. La carrera otorgaba 13 puntos al ganador de cada etapa, y 60 al ganador de la General. Es decir, un total de 86 puntos en juego.

Pederzoli preparaba los dos "chivos" pero jugaba a favor de Espinosa. Según palabras suyas antes de largarse el Gran Premio "a Oscar Aventín lo podemos controlar ya que larga detrás nuestro, pero si aparece Occhionero en los espejos, quiere decir que vamos perdiendo ampliamente". Queda la duda (y no viene al caso tal vez) sobre el criterio o imparcialidad con el que se prepararon los dos motores.

Aquella definición se realizó con una carrera memorable, el Gran Premio desde Buenos Aires a Neuquén, saliendo por la ruta 5 y atravesando el desierto pampeano, ida y vuelta. Tres pilotos llegaron con chances a la definición, y, aunque la historia oficial omite decirlo, dos eran los Chevrolet motorizados por la dupla Wilke-Pederzoli. Es decir, que bien pudo haberse tratado de otra posibilidad para Roberto Mouras de lograr la corona que se le "escaparon" en el '76. Recordemos que se nos ha dicho que Roberto se retiró junto con la fábrica GM, pero los autos de la marca, van a pelear el título del torneo siguiente.

Pudo haber sido también el primer campeonato para un Dodge, pero al piloto que defendía la marca le faltaron agallas para salir a buscarlo, o tal vez se acordó demasiado tarde, y por ello, en ningún momento de la prueba estuvo delante de los autos preparados por la dupla de San Martín en los relojes.

Occhionero salió como un rayo a ganar la prueba, pero parece ser que el auto estaba estigmatizado, porque lo dejó de a pie en el medio del desierto, fallando a los 160 kilómetros de la largada en Pehuajó. Daba comienzo así la "maldición de los playeros", pues ni él, ni su coterráneo De Benedictis, ambos necochenses, ni ningún piloto marplatense sería campeón del TC hasta que Ledesma lo lograra (junto a Jorge Pedersoli ya con S, como motorista) en 2007.

Dice una de las tantas leyendas sin confirmar que hacen mítico al TC, y en especial al rutero, que debido a la intensa niebla con la que se disputó la carrera, el auto de Espinosa contó con la inestimable ayuda del un avión guía, manejado por su amigo Luis Rubén Di Palma. Lo cierto es que se corrió con mucha niebla, a punto tal que al salir de Neuquén hubo varios que se equivocaron de camino, incluso los punteros.

Espinosa ganó la primera etapa con una ventaja apreciable, casi regulando y con la única inquietud por momento de Miguel Atauri que también abandonaría. Cumplida esa mitad de la prueba, estaba 3 minutos por delante de su competidor inmediato en el torneo, de modo que, de llegar con el Dodge a la vista, obtendría el título. Fue por eso que se dedicó a cuidar en la segunda etapa, la diferencia obtenida, igual que haría Roberto Mouras tres años después para lograr su primera corona. En el balance, tal vez no haya sido contundente, pero sumó puntos regularmente.

A su derecha, no iba Daniel Alegre, su acompañante habitual y principal sponsor. Para este tipo de carreras se solía ubicar a algún mecánico avezado. En este caso, Wilke y Pederzoli sentaron en la butaca derecha a un pibito que ya demostraba saber algo de mecánica como para tener tamaña responsabilidad, y que estaría llamado a ser uno de los principales protagonistas de esta historia: José Luis Riga.

Los preparadores de San Martín obtenían así el campeonato de TC que se les escapara con Mouras, y también el tercer puesto con su otro auto. La historia oficial tiene olvidados al primer título de que lograron y que fuera obtenido con la marca en la cual fueron especialistas, tal vez por la extraña decisión del campeón de llevarse el 1 a la contra. Pero más probablemente, porque tras el tricampeonato con Dodge los obligaron a volver a correr con Chevrolet hasta bajo amenaza. Es que el Dodge fue el mejor auto desde que nació, pero nunca tuvo marketing...