Mouras Campeón

La historia olvidada de Roberto José Mouras con Dodge

Carrera Nº 9: Punta Alta - Grumbein 2. Primer golpe feo

El día 14 de Agosto debió tener lugar la novena fecha del torneo, en el semipermanente El Panorámico de Junín, pero el Comité Ejecutivo de Competencias Automovilísticas de la Provincia de Buenos Aires (CECA) desaprobó provisoriamente al mismo y debió recurrirse a adelantar la fecha de Bahía Blanca para la semana siguiente. Es que al considerarse el buen estado de su piso, calles de escape y lugares de ubicación del público, este circuito era tenido por uno de los más seguros.

Fue así que casi un mes más tarde de la última fecha en La Banda, el 21 de Agosto, dio comienzo la segunda mitad del torneo, en el semipermanente aledaño al suburbio de Grumbein. Desde la semana anterior, en las excelentes crónicas que realizaba la revista El Gráfico, se viene palpitando una carrera que quedará en la historia, aunque no en el sentido que todos hubieran querido.

Haciendo un repaso de cómo aparecían los principales candidatos, Satriano hizo una revisión general luego de su triunfo, y en comparación con la carrera de Mayo en el mismo lugar, su auto, que no podía superar las 8000 RPM ahora podía llegar a 8400 entre cambios y 8200 en la recta más larga. Castellano reparó el motor roto en Santiago en tanto que Mouras iba con uno nuevo. Mario Di Pietro recuperaba para Martínez Boero y el QAC el mejor motor, herido en 9 de Julio, pero muchas veces ganador durante la obtención del campeonato del año anterior. En tanto Herceg solucionaba los problemas con los botadores de los motores entregados al equipo de los hermanos Aventín y Traverso.

Hubo más de 60 inscriptos para la carrera. Oscar Castellano se hizo con la primera serie (que sería la más veloz) con cierta holgura, superando a Eduardo Martínez, Satriano, Pellegrini y Martínez Boero. Este último sufría un desperfecto insólito: Satriano que marchaba adelante, golpeaba una goma, esta se levantaba, y le pegaba al Ford sobre el capot y le desconectaba el corte de corriente.

En la segunda Roberto Mouras logro el triunfo con holgura también, sobre Traverso, Alberto Arana, Oscar Aventín y Herraiz.

La final prometía la repetición de lo que se vio en la primera fecha, con Mouras y Castellano peleando la carrera palmo a palmo y Satriano, Traverso y Martínez Boero tratando de arrimar lo más adelante posible. Y de cierta forma, así fue. Los Dodge eran demasiado parejos. Ambos salieron con rodado 215/14 y diferencial con relación 3:54 a 1.

Los Dodge le hacían dos segundos de ventaja a los Ford y Chevrolet en la zona de las eses. Las podían tomar a fondo, mientras que los autos de las otras marcas se veían obligados a levantar el pie para no perder tenida. Aunque el Dodge de Mouras debió bajar la presión de sus neumáticos que en esa zona clave del circuito ponían a su auto demasiado saltarín.

En el arranque de la final ganó el pique Roberto Mouras y tomó la punta, con Castellano siempre pegado detrás. Igual que en la fecha de Mayo, no perder la succión sería imprescindible para aspirar al triunfo. Al pasar por la zona de las eses, Castellano se mandó por afuera y tomó la punta en el camino y los relojes. Al paso por la recta de la Ruta 3, Mouras recuperó la punta. Dobló adelante en la curva del puente hacia Punta Alta. En el segundo paso por las eses, Castellano volvió a adelantarse. Y se fueron alejando de los que venían atrás, Traverso, Martínez Boero, Satriano, Pellegrini y Oscar Aventín.

Mouras recuperó la punta tiempo después y en la cuarta vuelta modificó su planteo de carrera. Cuidó mejor la cuerda, y al transitar los curvones de las eses, Castellano no pudo superarlo. Desde el avión de Carburando, el Mono Gagliardi supo ser el espectador privilegiado del duelo "Mouras frenaba mejor y tenía algún kilómetro más al final de la recta, pero Castellano aceleraba mejor en la recta de la Ruta 3, antes de los boxes".

Roberto Mouras viaja en punta con Castellano (observar cómo se torsiona el auto) a sus espaldas.

En uno de los frenajes durante la sexta vuelta hubo un toque. Mouras se desacomodó y Castellano aprovechó para superarlo. Pero cuando el Slant Six preparado en San Martín volvía a enroscarse arriba de las 7100 vueltas, volvía a mandar Roberto. Ninguno aflojaba, la temperatura parecía subir dentro de los habitáculos y circulaban cada vez más cerca uno del otro sobre el pavimento… Por las eses, Castellano pasó con el capot semilevantado del lado derecho. Me pregunto a la distancia en el tiempo ¿habrá hecho esto que se perdiera la referencia de distancia entre los autos? En la séptima vuelta, Castellano giró en 3m42s03/100 a 201,053 km/h de promedio en lo que fue el record de la carrera.

En la novena vuelta cambió la carrera. Volvamos al avión para recordar lo sucedido entonces… "Cuando faltaban 1300 o 1200 metros para la curva del puente, Roberto (sobre la derecha en el camino) tenía la cuerda y Castellano avanzaba por afuera. Quizás el de Lobería venía con media trompa a su favor pero Roberto parecía avanzar despaciosamente hacia delante. A los 800 metros, Castellano comenzó a sesgar su marcha, o Mouras se abrió, no lo sé, la cuestión es que ambos autos, de costado, se tocaron. Los dos se fueron a la banquina del lado derecho, barrieron un cartel que indica 500 metros para el viraje, y se encontraron de frente con el Ford de Jorge Oyhanart detenido a un metro y medio del asfalto. Castellano eligió volver súbitamente al pavimento y casi de costado esquivó a Oyhanart por la izquierda. Mouras eligió la derecha (por lo visto no tenía opción) y se mandó nomás al declive de la banquina. Allí fue cuando empezó a volcar, cuando faltaban 400 metros para el viraje. Primero de costado, después de trompa y de cola. Dicen que pasó por encima del auto de Oyhanart. Esto no lo sé porque todo pasó muy rápido. Lo cierto es que quedó el auto apoyado en su posición natural y yo mirando en sentido contrario a la carrera luego de volcar por doscientos metros. Mi avión se quedó allí girando hasta que sacaron a Roberto y José Luis".

Las imágenes en colores correspoden a la cobertura de El Gráfico. Impresionan las tomas inferiores, pues de no ser por el colaborador del equipo de Mouras (ver la campera) que se arrima al auto en la primera foto, se podría pensar que se trata de dos tomas de la misma.

Mientras tanto, el auto de Castellano lograba volver al pavimento de costado, coleando hacia un lado y el otro para, casi a la misma velocidad, no volver a salirse del camino. Al pasar frente a la única cámara que tiene registrado el incidente, cerca de la curva del puente, ya viene sobre la cinta asfáltica, mientras a la izquierda de la imagen se ve que el Dodge dorado Nº 5 sigue dando tumbos. La imagen pertenece al Museo Roberto Mouras.

http://www.youtube.com/watch?v=hfil_Q18GSw

El toque fue confirmado por un banderillero apostado en el lugar, por el Mono Gagliardi como ya se describió, y posteriormente, aún asustado, admitido por Oscar Castellano. El auto quedaba destruido. Las imágenes hablan por sí solas, y da escalofríos observar el auto, recientemente recuperado por la gente del Museo, en el mismo estado en que se encontraba en las fotos, tras haber estado tirado en algún galpón de la zona, por más de 20 años. Volvamos al lugar del accidente para leer lo que se decía de la situación luego del toque.

Impresionaba ver el auto. Es que los tumbos comenzaron a desarrollarse a unos 260 km/h… El motor estaba unos diez centímetros desplazado hacia atrás. Las vigas inferiores del chasis se habían comprimido y retorcido. De la cola, sólo había quedado la mitad, aplastada contra la luneta. La rueda delantera y el grupo de suspensión izquierdos, estaban en el lugar de los pedales. Es decir, que los impactos los habían desplazado un metro hacia atrás. La jaula principal había soportado bien el mal trance, aunque los caños más delgados se habían torcido en parte.

Cuando vi el video, lo que más me impresionó de ese momento es el par de segundos o menos, que la imagen se posa sobre los rostros aún estremecidos, de José Luis Riga y Roberto Mouras.

En aquel momento se ponderó la excelente combinación de seguridad del auto. El conjunto jaula antivuelco, butacas, cinturones de seguridad, anclajes y puertas, que no habían tenido fallas salvando la vida de los tripulantes, en un accidente muchísimo más serio que el que en la fecha anterior en La Banda se llevaba la vida de dos competidores como se ha comentado.

Los pilotos fueron derivados de inmediato al Hospital Naval de Puerto Belgrano, donde el mismo domingo por la tarde, ya se había emitido un parte médico con el estado de salud de cada uno de los involucrados. Allí se indicaba que José Luis Riga había sufrido fractura del tabique nasal y algunos cortes en la cara, en tanto que Roberto José Mouras tenía fracturada la clavícula izquierda, y un corte superficial en la pierna del mismo lado. Y tal vez podamos decir… y nada más.

Han pasado 25 años de aquel accidente. En aquellos días, el comentario escrito daba cuenta de un error en muchos aspectos compartido, por dos tipos que hasta entonces, habían demostrado conocer los códigos del TC, el saber levantar a tiempo para evitar un accidente. Dudo que Oscar Castellano quiera hablar del caso. No por evitarlo, sino porque es persona de mirar para adelante y suele ser reacio a revivir el pasado. Me debo una charla con José Luis Riga, que me ha comentado que recuerda completo el episodio, por no haber perdido la conciencia en ningún momento. Me adelantó sí, que Castellano los tocó, pero descartando completamente mala intención de su parte.

Como bien decía Orlando Ruiz en el Gráfico, en Bahía Blanca ambos pilotos habían comenzado a disparar el revólver de una ruleta rusa, que duraría algo más de un año desde entonces…

Como era costumbre en aquellas épocas, la carrera siguió adelante. El de Lobería continuó mandando por dos vueltas más, hasta que seguramente como producto del toque, un neumático de su auto perdió presión obligándolo a detenerse cumplidas doce vueltas. En la debacle apareció Traverso que venía lejos de los punteros, pero supo mantener a raya hasta el final a Martínez Boero, que llegó a más de 16 segundos, Satriano (casi 40") y Oscar Aventín (a un minuto de distancia). Luego llegarían De Benedictis, Sasso y De Arzave.

El de Ramallo volvía a quedar a tiro de la punta del torneo a dos puntos de Mouras, del cual no se sabía si podría seguir compitiendo, y que de hacerlo, había destruido su auto. En tanto Martínez Boero ya estaba a menos de una carrera de la punta y Satriano también seguía acercándose a la posibilidad de pelear por el torneo.

En la misma tarde del domingo 21 de agosto pasaron varias cosas. Juan María Traverso, principal rival de Roberto Mouras en la lucha por el título, concurre a visitarlo en el hospital. Allí se confirmó más tarde para bien, que lo que primero se temió fuera una fractura de su clavícula, sólo era una fisura.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Roberto estuvo en condiciones de pelear seriamente el título del TC, y nunca como ahora habían sentido tanto él como su equipo, que la posibilidad estaba cercana. Por ello, desde la tarde misma del accidente desde el hospital mismo donde se encuentra convaleciente, comienza a pensar en su retorno.

Es que tal como dijo a El Gráfico cuando concurren a realizarle una nota y chequear su evolución "No podemos ni debemos aflojar. Por suerte el susto nos salió barato. Sobre todo, porque nuestro auto era muy seguro. El mismo domingo llamamos a Carlos Casares y comenzamos a desmantelar una cupé Dodge RT ’74, impecable, que habíamos tomado como parte de pago por otro auto en nuestra concesionaria…"

Está enyesado de manera de inmovilizar la clavícula, y no puede mover el torso y los hombros, pero no descansa. La nota la da al mismo tiempo que va al Hospital Municipal de Carlos Casares, para hacerse las radiografías de rigor, que mostrarían la fisura de una clavícula que se iba acomodando adecuadamente.

"El traumatólogo José Díaz y mi médico de cabecera, Julio Raúl de la Serna, que me llevan a las mil maravillas, estiman que entre el 10 y el 15 de Septiembre ya estaré en condiciones de manejar nuevamente…".

"Por suerte, el problema fue del lado que menos hace fuerza en el auto, ya que los cambios se efectúan con la derecha. Tengo algunos magullones en los brazos, el rostro, y las piernas que se irán en algunos días. Por lo demás estoy 100 puntos. José Luis Riga, mi acompañante, también ya se encuentra deambulando por el taller y se recupera rápidamente".

"Del auto accidentado no pudimos recuperar ningún componente mecánico importante. Motor, caja y diferencial quedaron destruidos. Pero tenemos otros dos motores, otras tapas de cilindros, diferencial y cañonera de repuesto, y partes de suspensión y frenos ya listas para montar en el nuevo auto…"

 

La nota concluía comentando la evolución de ese nuevo Dodge, que fue arenado y pintado con una mano de antióxido, y ya el sábado 27 (seis días después de la carrera) se enviaba al taller de Wilke y Pederzoli para el más cuidadoso trabajo de armado. Mientras tanto, en Cañossilen, en 48 horas tendrían lista para montar sobre el auto, la nueva estructura de jaula antivuelco, similar a la que soportara el golpe en Punta Alta. Y por último quedaría el montaje de los elementos mecánicos. La siguiente fecha estaba programada para el circuito de Tandil. El auto, seguramente llegaría con lo justo ¿Y Roberto?...

El piloto de Carlos Casares iba a disponer de algún tiempo más para recuperarse, vital no solo en lo deportivo, sino especialmente en cuanto al factor anímico. Ocurrió que por aquellos días, CECA solicitó a la ACTC que se redujera la velocidad de los autos de la categoría. Y mientras se reunían los principales técnicos de la especialidad a coordinar los cambios a aplicar al reglamento, se decidía postergar la carrera de Tandil para el domingo 18 de Septiembre.

Finalmente se adoptó el método más veloz para aplicar y el menos costoso a la vez: Usar una brida limitadora del paso de aire que va al carburador, de 25 mm, dimensión más reducida que la actual, y acoples de admisión con una altura máxima de 20 centímetros. Y no faltaban tampoco las voces que criticaban lo improvisado que resulta cambiar el reglamento a mitad de la temporada.

Estas imágenes de las carreras de Bahía Blanca, fueron publicadas por El Gráfico tras la fecha 14 disputada en La Plata. Pero no corresponden a la misma carrera. La de la izquierda es de la primera competencia em Grumbein (puede verse en el parabrisas del Dodge marrón). La otra es similar, con menos zoom, a una vista arriba.