Mouras CampeónLa historia olvidada de Roberto José Mouras con Dodge |
Carrera
Nº 2: Veinticinco de Mayo
El día primero de Abril se llevó a cabo la segunda fecha, denominada “VIII Vuelta de la Ciudad de Veinticinco de Mayo”, en el circuito semipermanente aledaño a dicha ciudad, de 15006 metros de extensión. Carrera pactada a tres series de 4 vueltas y final a 14 (230,084 kilómetros). Se estrenan en esta edición de la carrera, las nuevas chicanas a pedido de CECA, con el propósito de bajar la velocidad de los autos. En esta oportunidad fueron realizadas con pilas de neumáticos atadas entre sí, y estrechas en sus dimensiones, lo cual derivó que, al transcurrir la carrera se fueran deteriorando, al igual que los autos que las impactaban. La crítica de los medios resultó unánime. Corsa recomendándose tomar los ejemplos de Olavarría y Tandil, y de realizarlas con extensiones de 100 metros. Pasarían los años, y esta solicitud, continuaría siendo utópica. Propuestas para bajar velocidad final y equiparar rendimientos, restaba ver cómo afectarían a las distintas marcas. Se estimaba que con esta nueva variante, los Falcon ganaban por partida doble. Porque al ser más cortos de entre ejes podían doblar mejor para entrar en ellas, y además, al acortarse las largas rectas que beneficiaban a las otras marcas y por su mejor salida los de abajo. Quedaba por ver, en qué medida podrían perjudicar o no, a Chevrolet y Dodge. 25 de Mayo se encuentra a una distancia cercana de ciudades como Bolívar, Chivilcoy y Carlos Casares. Ello, y la promisoria actuación de varios pilotos en Necochea, redundó en una importantísima cantidad de público que se acercó ver la carrera, incluso desbordando los controles establecidos, en muchos puntos del circuito. De tal magnitud fue el hecho, más allá del resultado deportivo de la competencia, que al cubrir la carrera siguiente del torneo en Tandil, Corsa se permitió un editorial, con foto del desborde del público, relativo a esta prueba y no a la correspondiente a ese número. Luego de la primera prueba, los candidatos revisaron todo para no repetir fallas. El equipo del QAC debió cambiar seis válvulas torcidas del motor del Ford de Martínez Boero. En San Martín, Wilke y Pederzoli hicieron un chequeo de todos los elementos del auto campeón, para llegar de la mejor manera al circuito que el año anterior los viera victoriosos. En esta carrera se produce el retorno de Antonio Aventín, tripulando el Dodge de Francisco Politano. En
la primera serie, quiso el ranking (y sería así largo
tiempo) que tomaran parte juntos Roberto Mouras y Oscar Castellano.
El de Lobería ganó el pique y fue marcando diferencias
sobre el de Carlos Casares que llegarían a los 10 segundos al
final del parcial. Pero quien desde los primeros controles tomaba la
punta era el Vasco Oyhanart, para hacer realidad los pronósticos
sobre el rendimiento de los Falcon. Imagen de Corsa durante la primera serie, con Castellano abriendo la ruta, y Mouras detrás suyo. En el auto del campeón (y en varios más) veremos en esta y otras carreras la publicidad de la petrolera nacional YPF, que por aquellos tiempos cambiaba su imagen del naranja al azul oscuro. En la trompa, la fábrica cordobesa de ladrillos Palmar, reemplazaba al Concesionario Torre y Cía. En esta prueba, es en la única en la cual esa publicidad podrá verse de color oscuro. Será blanca en lo sucesivo. Luego del triunfo de un Ford de Herceg, la expectativa resultaba mayor al tener que competir su principal vehículo en la segunda serie. Resultó un verdadero trámite del piloto de Bolívar, quien se impuso al olavarriense Eduardo Martínez por catorce segundos, manifestando haber guardado algo para la final, dejando en el tercer lugar a Oscar Aventín con quien compartía la primera fila, a 22 segundos. Completaron los puntos Néstor Apella, Fernando Herraiz y Marcos Loiocco. Esta serie resultó cuatro segundos más veloz que la primera. La tercera serie resultó la más veloz de la mañana. Allí, los puntales de Chevrolet de la temporada anterior obtuvieron los dos primeros puestos, tras compartir la primera fila. Satriano ganó por más de veinte segundos sobre Angel Banfi, dejando en tercer lugar al Falcon de Eduardo Marcos. Cuarto, ratificando lo muy bueno hecho en Necochea arriba Oscar "Cacho" Franco con el Torino de Azul, con un auto con poco desarrollo y en clara desventaja técnica con las otras marcas. Luego llegan Gustavo Brescia y Carlos Nani. Para la final se palpitaba el gran duelo que podían llegar a tener Satriano y Martínez Boero. El primero podría hacer diferencias en el transito por las chicanas, mientras que el Ford tendría ventajas en su mejor aceleración en los retomes y la rotonda del circuito. Ambos compartirían la primera fila de la final, y esta vez, se sabía que no había pilotos que hubieran guardado y largaran más atrás. Las claras diferencias habidas en las tres series limitaban la lucha por la punta a los de la primera fila, y muy remotamente a los integrantes de la Oyhanart y Castellano. Eduardo Martínez y Ángel Banfi conformaban la tercera fila. Luego largaban Di Nezio y Marcos, Franco y Márquez y recién en la sexta fila se observa a Roberto Mouras compartiéndola con Oscar Aventín. Se larga la carrera, y al igual que el año anterior, Martínez Boero marcha decidido a llevarse esta carrera en la que es local. Pero Satriano, aprovechando el mejor tránsito de su vehículo en tramo veloz anterior a la última curva, le da pelea mano a mano. Al cumplirse la primera vuelta, Martínez Boero es puntero, segundo Satriano y tercero Castellano. Estos tres puestos igual que en la ruta. Mouras y Aventín, tirando juntos anteceden a Oyhanart, Brescia, Occhionero, Marcos, y Banfi. En el transcurso de la segunda vuelta se juega Satriano al errar un cambio el piloto del Ford y toma la punta de la carrera. Brescia lo pasó a Oyhanart y avanza Martínez al puesto 8. En la tercera vuelta no hay cambios en la punta, pero Mouras, que venía con serios problemas de tenida en la primera curva, seguramente debidos a una mala alineación de su auto, se despista en dos ocasiones, tanto en la chicana, como en la última curva, y cae al puesto 18 de la clasificación general. Martínez es el nuevo cuarto de la carrera en gran remontada, y luego se encolumnan Oyhanart, Brescia, Marcos, Aventín que seguramente perdió tiempo al despistarse su compañero de fila, Banfi, y Degliantoni. En la siguiente se recupera Gustavo Brescia para llegar al cuarto lugar, al tiempo que Satriano aguanta los embates del Gaucho de Bolívar, lo cual no impide a ambos estirar ventajas con Castellano. No hay cambios de importancia en la vuelta siguiente, más allá del avance de Mouras con un auto que no tiene velocidad pero sí ritmo, permitiéndole recuperar seis puestos al pasar por el control, y meterse entre los 10 primeros en la sexta. En
la vuelta 7 se produce un golpe de escena importante, pues un error
conductivo de Satriano, que “perdió” la cola del
auto, le permite tomar los controles de la carrera al piloto del QAC,
quien favorecido por esta situación comienza a marcar diferencias.
La carrera entra en una etapa de amesetamiento. Durante las seis vueltas
que van hasta el giro 12º no hay cambios de posiciones entre los
cuatro primeros, y repartiéndose el resto de los diez primeros
lugares los mismos pilotos. Gana Martínez Boero, sobre Satriano,
Castellano, Brescia, Oyhanart, Aventín, Mouras que se recupera
y viene alcanzando en la ruta al anterior, Di Nezio, Marcos, y Martínez
que se ha caído en el clasificador. Es por estos momentos cuando
Satriano comienza a penar con los rezagados, especialmente con Oscar
Spinello, que lo hace perder casi cuatro segundos en una chicana, lo
cual, sumado al récord de Martínez Boero en la vuelta
11, bajando 6,4 segundos su récord de la serie, terminó
quitándole prácticamente toda chance de pelear la carrera. Era
bueno también un segundo puesto para el de Chivilcoy de cara
al campeonato, pero la 13ª vuelta resultó fatídica
para sus aspiraciones. El motor de su máquina sufre el intenso
ritmo de la carrera y lo deja de a pie a poco más de un giro
del final, permitiéndole recorrer sin preocupaciones la distancia
faltante a Martínez Boero, que viene con casi un minuto de ventaja
sobre Castellano. Satriano adolecerá durante todo el año,
del mismo problema. Contará con un medio mecánico es muy
veloz, pero siempre al límite de la confiabilidad. No hay cambios de importancia sobre el final, y el subcampeón se adjudica la carrera de 25 de Mayo, cortando una racha de un año completo sin triunfos, que le permite además anotarse, en condición de serio candidato, como aspirante al título de la categoría. Oscar Castellano ha hecho una carrera inteligente con el mismo pensamiento en mente, y conocedor que su medio mecánico no era el ideal, prefirió esperar a lo que sucedía en la punta y sumar la mayor cantidad de puntos posibles, que no resultaron pocos. Excelente trabajo del azuleño Gustavo Brescia, con ayuda de la Peña "La Amistad", corriendo de menor a mayor, y si bien arribó a más de un minuto de la punta, no bajó nunca del 7º lugar en toda la final, para llegar a un merecidísimo podio. Cuarto llegó otro que fue regular durante toda la prueba, Jorge Oyhanart, y quinto, en un muy buen trabajo que podría haber sido mejor de no ser por el despiste, llega al final Roberto Mouras, en un resultado para nada malo, considerando que, no teniendo igual que en Necochea un auto de punta, el mismo continúa llegador y le permite mantener la primera posición en el campeonato. Cuando días más tarde desarmaron el auto, encontraron que el problema que los tuvo a mal traer durante toda la carrera se encontraba en el diferencial del auto, por lo cual éste no había rendido de acuerdo a lo esperado. La incorporación de las chicanas reduce el promedio de velocidad en unos 10 km/h, comentándose que la velocidad final se ha reducido en unos 15 o 20. El campeonato sigue teniendo a Mouras puntero con 30,5 puntos. Lo sigue Martínez Boero con 26, Martínez con 21,5, Castellano con 20,5 y luego vienen Banfi, Oyhanart, Di Nezio, Brescia, De Arzave y Marcos en los 10 primeros puestos. Satriano es decimotercero con sólo los 6 puntos de ambas series ganadas. Por aquellos días gestionó la obtención de su licencia Luis Di Palma en la sede de la ACTC, que convocó a una reunión especial de Comisión Directiva para tratar su caso y explicarle al piloto las condiciones para su incorporación a la categoría. El arrecifeño manifestaba su deseo de sumarse para “colaborar y correr en una de las categorías más importantes de estos momentos”. Indicó que en treinta días estaría listo el Dodge que se le preparaba a ritmo acelerado, especulándose en que Tandil sería el escenario de su retorno. También se conoció la intención de Felipe Salgado de armar un Ford, con mecánica de Herceg, que sería conducido a mitad del año por el “Tero” Pontoriero. Habrá que esperar para ver este auto, que desde fines del ’85 marcará una época en la categoría. Otro que manifestaba intenciones de volver era Marincovich, sobre el Ford ex Traverso, ahora propiedad del equipo Del Campo. Para el día 6 de abril se programó una prueba para debutantes a llevarse a cabo en el Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, la cual contaría con 13 inscriptos, entre los que se destacaban, Osvaldo Morresi, con antecedentes en el Turismo Nacional, y Gustavo del Campo que lo haría con el auto mencionado en el párrafo anterior. Otro que se anotaría era Rubén Muñiz hijo, para poder tomar parte de la prueba de no-ganadores y debutantes que se realizaría poco después. Con la particularidad que, de aprobar el examen, lo haría en dicha carrera con el Chevrolet de su padre, quien sería su acompañante, no muy común en el TC. Esa carrera se disputó el domingo 8 de Abril, correspondiéndole el triunfo al ramallense Gustavo Degliantoni con Ford, que superó al sampedrino Osvaldo Morresi que tomó parte con el Chevrolet tricolor de Supertap. Luego
de que fuera rechazada la carta que presentara en ocasión de
la carrera de Necochea, Oscar Castellano apeló la suspensión
provisional que le dictó la categoría, similar a la de
Roberto Mouras, originada en los episodios del año anterior.
La ACTC le aceptó el recurso, y lo giró a su Tribunal.
El motivo que dio el Pincho fue la presión psicológica
que ejerce sobre su conducta en carrera, el sentirse amenazado por una
suspensión por cuatro carreras, durante seis meses. Corsa al
dar la noticia hace referencia a la posible existencia de una carta
documento (la mencionada oportunamente) con alternativas a considerar,
que se encontrarían en desacuerdo con el reglamento deportivo. |