Mouras CampeónLa historia olvidada de Roberto José Mouras con Dodge |
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Carrera
Nº 6: Olavarría 1 (La última vuelta y sus consecuencias)
Hasta acá fue una la carrera, y de ahora en más, el recuento de la última vuelta, que aún es recordada, parecerá eterno. Durará mucho, traerá consecuencias y comentarios, pero también, la consecuencia de esta última vuelta, será la marca indeleble que quedaría en el imaginario colectivo, sobre el campeonato de 1984... Va Mouras, y va Castellano. A falta de reportes acerca de lo que pasó en cada tramo de la última vuelta, contamos con la invalorable colaboración de Oscar Castellano, quien recordó esta carrera un tiempo atrás, si no estoy errado, al cumplirse 15 años del fallecimiento de Roberto, o para la edición de El Gráfico de los 70 años del TC. Si bien su versión no coincide con la que diera originalmente, por cuestiones del tiempo, es más que valiosa. Como siempre, si alguien guardara copia en cassette del audio de la carrera, sería sin dudas, invalorable (como cualquier carrera de entonces). "Ambos fuimos dos estrategas: Como muestra de ello, recuerdo una carrera en Olavarría en 1984. Por entonces, las competencias se largaban en filas de tres. Adelante partíamos Roberto (Mouras), Emilio Satriano y yo. Al iniciarse la carrera, rápidamente nos fuimos los dos para adelante, mientras Emilio fue quedándose atrás. Mi estrategia era entrar segundo en la última vuelta hasta la Autopista Fortabat, desde ahí tenia que tomarle la succión al auto de Roberto hasta la ruta 226 y entrar primero en la circunvalación....” Nota:
No cuento con el dato exacto, pero observando el circuito, y dada su
forma, la recta no debería tener menos de cinco kilómetros,
espacio suficiente para ganar una succión). Dejamos a Castellano, y seguimos la carrera. No porque no sea interesante su comentario, que ya vamos a leerlo, sino para observar como se comentaron los hechos en aquel momento. Al
dejar la ruta 226 y tomar la Avenida de Circunvalación, quedan
unos cinco kilómetros o menos de carrera, pero casi todos de
aceleración plena, pues los autos deben salir bien pisados de
esta curva, tomar la chicana sin cometer errores, volver a salir bien
pisados hasta la rotonda de la Avenida Fortabat, e incluso, salir bien
pisados desde allí hasta el final de la carrera, pocos metros
después. Ambos
saben que los dos juntos no entran en la chicana. Ambos saben que el
que entra adelante, o mejor dicho, el que sale adelante de ese sector
de frenaje, ganará la carrera. Que una hora de lucha continua
se resume en unos pocos segundos, que tienen unos metros más
adelante. Quien mejor expresó ese instante, fue seguramente una
vez más, Orlando Ríos: Igual que en el puente de la Ruta 36 en las afueras de La Plata en el año anterior, las versiones van a diferir. Algunos medios dirán que Mouras traía medio auto de ventaja, o la trompa. Lo cierto es que ambos quisieron doblar en la chicana, pero frenando una décima de segundo luego que el otro. Así, algunos dirán que Castellano lo tocó a Mouras, otros que Mouras se cerró sobre la posición de Castellano, y lo real y concreto es que los autos se tocaron, y siguieron de largo en la chicana. Es que en ese momento, ganaba el que más levantaba... Entre los medios el más jugado fue Corsa. El Gráfico fue quien mejor detalle de lo sucedido mostró (hasta con un dibujo, al que recordé durante toda mi infancia desde que pude verlo) en tanto que TC La Revista no se jugó en ocasión de la carrera, pero sí fue crítica más tarde con las autoridades de la ACTC (de las que sabía ser casi una voz oficial). Dice
Corsa: “Como durante casi toda la carrera ambos llegaron allí,
en la última vuelta, con todo, pegaditos y con la misma ambición
de triunfo. Mouras adelante, con medio auto de ventaja. Castellano que
intenta filtrarse por el derecho que le da la posesión de la
cuerda, pero tanto ímpetu lo lleva a cometer una equivocación
y el auto se desacomoda... Consecuencia: los dos siguen de largo.” En tanto se lee en El Gráfico: “Mouras se pasó buscando entrar por afuera. Castellano se pasó buscando cerrarle la puerta a su archirrival. Y ambas máquinas se tocaron de costado, y salieron despedidas hacia delante sin enhebrar la chicana, en medio del azoramiento y la sorpresa general. ¡Ninguno había cedido! ¡Ninguno quería ser segundo! Mouras se abrió por la izquierda al pasto totalmente pasado. Castellano quedó por la derecha, con la entrada de la chicana 10 metros detrás de él.” Y
en la misma publicación, sigue diciendo Castellano en aquel recordatorio
ya más cercano en el tiempo: Más de Corsa: “Mouras y Castellano fueron otra vez protagonistas para la polémica, aunque a diferencia del año anterior, esta vez privó el entusiasmo por la victoria entre ambos. Esto es bueno que quede en claro. Ambos luchaban por la punta y al afrontar la chicana por última vez, se produjo un roce simple, del que incluso, no quedaron huellas en los autos” Luego
del toque, los autos quedan pasados de la chicana. Es un segundo crucial.
Castellano retoma la marcha seguramente antes de que Mouras pudiera
reaccionar, hace la chicana por la mitad, desde donde había quedado
su auto, y se va adelante hacia la victoria.
La excelente muestra de El Gráfico como era costumbre, nos muestra lo que sucedió en la chicana. El ruedazo del Dodge de Mouras sobre el de Castellano, en una foto de Corsa, permite verificar que existió el golpe. No se puede ver a qué rueda pertenece (delantera o trasera) pues no tenemos fotos del auto azul. Castellano llega primero a la línea de meta, con los brazos en alto. Mouras, que ha vuelto atrás y transitado la chicana por completo, lo hace 11 segundos más tarde, diferencia que a juzgar por lo que fue la carrera, apareció como abismal. Y tan solo diecisiete segundos después de Mouras, llega en el camino Martínez Boero, quien al saber cómo se definió todo se habrá quedado pensando también en los problemas que tuvo durante la carrera... Castellano se siente ganador, y lo festeja. Al hablar con los medios aún sin bajarse del auto, le dedica el triunfo a su padre en su día y a todos los padres del mundo. Mouras también cree que ha ganado o lo intuye, pues sabe que su rival está en falta. Los medios radiales, hacen su parte, y comienzan las deliberaciones para saber qué se va a definir. No
habían pasado ni cinco minutos, tal vez hubiera aún autos
girando en pista, y llegaron los informes de los veedores que cubrían
la chicana de la discordia: “Castellano no ingresó a la
chicana por la entrada marcada, lo hizo por la mitad y recorrió
el 50% de la misma”. Las fotos muestran a Castellano retornando cabizbajo de hablar con el Comisario Deportivo, y a Mouras festejando su triunfo en el podio. Más
tarde, al ser entrevistados, esto dijeron ambos protagonistas: Orlando Ríos es uno de los que figuran en mi lista de agradecimientos. Al cerrar su crónica, dijo que “Cuando esta carrera de Olavarría se recuerde en el ambiente del TC será evocada como la batalla en la que Mouras y Castellano se jugaron todo”. No le quepan dudas que así fue. Pasaron 25 años cuando escribo estas líneas, y el recuerdo, es también un homenaje a muchos periodistas que nos permitieron revivir esos hechos. Cuesta
ahora a la distancia, saber bien qué pasó en aquel incidente.
Pero con muchos años encima viendo automovilismo, me animo a
hacer algunas conjeturas. En definitiva, con el recargo Castellano cayó al sexto lugar, y las posiciones de la carrera fueron las siguientes: Ganó Mouras con siete segundos de ventaja sobre Martínez Boero y quince sobre el tándem Oyhanart, Aventín, Brescia que finalmente llegaron a un segundo cada auto. Castellano quedó entonces a menos de dos segundos del quinto puesto, y luego arribaron Di Nezio, De Benedictis, Marcos, Martínez, Herraiz y De Arzave. Con este resultado, Mouras le hace 14 puntos más a Castellano y toma una importante ventaja en la punta del torneo de 20, y con los 5,50 que obtiene sobre Martínez Boero lo deja a 24, es decir, más de una carrera completa de ventaja. --------------------------------------- Poco tiempo después del accidente de Buenos Aires, Degliantoni daba a conocer su nuevo Falcon, con nuevos colores, al tiempo que Roberto del Campo desarmaba el equipo de TC poniendo en venta sendos Falcon, para dedicarse, junto a sus sobrinos Gerardo y Gustavo, y la gente del equipo Del Sur Motors de Quilmes, al TC 2000. Justamente desde esa ciudad llegaban rumores de un auto ofrecido a Miguel Angel Guerra. Pero teniéndose conocimiento de que siendo el ex Fórmula 1 piloto oficial de Renault en la F2 Sudamericana, difícilmente obtuviera el permiso de sus patrones para hacer TC. Para las carreras de Balcarce y La Banda, la ACTC definía que el total de la recaudación recibida de las entidades organizadoras de tales carreras se reparta en partes iguales entre todos los corredores que largaran ambas competencias finales. De esa forma, repartiendo el mismo premio para todos con independencia de las posiciones logradas en carrera, se pretendía atraer a un buen número de participantes en cada una de ellas. Es que Santiago del Estero por la lejanía y Balcarce por correrse en un autódromo, eran dos de las competencias más onerosas para muchos de los pilotos del parque del TC. Pero
el contrasentido llegaría el martes de la semana previa a la
carrera de San Lorenzo, cuando se conocía que la ACTC, luego
de realizar una investigación y evaluación de pruebas,
le aplicaba una fecha de suspensión a Roberto Mouras por el toque
mantenido con Oscar Castellano en la carrera de Olavarría. En
la carrera ningún veedor, tipos curtidos en observar maniobras
al límite, lo vio culpable. Tampoco el Comisario Deportivo. A
los pocos días, y desde la comodidad de sus escritorios, y contando
con el aporte de una cinta con la grabación de la una transmisión
radial, los leguleyos que acompañaban a la Comisión Directiva,
definían la culpabilidad del ganador de Olavarría. No
para aquella carrera, sino para lo sucesivo, obligándolo a parar
por una fecha. Orlando Ríos a pesar de haber demostrado ser desde
sus crónicas, un ferviente admirador de Castellano, también
hacía notar esta incoherencia. No sería el único,
como ya veremos. Por último tenemos el brillante resumen que Olmo hacía para Corsa, y que como de costumbre, exime de mayores comentarios. Bien vale cerrar la crónica de esta prueba, con un toque de humor. |
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